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Misericordia o Discriminación en el "Bono Centenario" que propone el gobierno

La reciente decisión de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) de entregar un "Bono Centenario" de 20 mil lempiras a ancianos que superen los 100 años ha generado un intenso debate en Honduras. Si bien este gesto parece ser un reconocimiento merecido a la longevidad y contribución de nuestros mayores, también plantea serias interrogantes sobre la equidad y la justicia social.




El informe presentado por la Maestría en Demografía y Desarrollo de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) revela datos impactantes sobre la longevidad en el país. Con más de 1000 personas centenarias registradas y un crecimiento del 25% en comparación con el año 2013, queda claro que estamos ante una población envejecida en aumento.


Sin embargo, el aspecto más controvertido de esta medida es su exclusividad. ¿Es justo otorgar un beneficio económico únicamente a aquellos que han alcanzado la edad de 100 años, dejando de lado a miles de ancianos que también enfrentan dificultades económicas y de salud?


La nueva Ley de la Cuarta Edad, que reconoce una condición jurídica especial para personas mayores de 80 años, es un paso en la dirección correcta. Sin embargo, el boletín de la UNAH señala que aún existen enormes retos en el ámbito de las políticas públicas para garantizar el bienestar de nuestra población envejecida.




Es necesario cuestionar si este "Bono Centenario" es una verdadera política de inclusión o simplemente un gesto simbólico que ignora las necesidades urgentes de miles de ancianos hondureños. Mientras más de 500 personas reciben este bono, ¿qué pasa con aquellos que no alcanzan los 100 años, pero enfrentan graves dificultades económicas y de salud?


La discriminación por edad es una realidad que no podemos ignorar, y este bono podría perpetuar esa injusticia al priorizar a una minoría selecta en lugar de abordar las necesidades de toda nuestra población envejecida. Es hora de que el gobierno tome medidas concretas para garantizar una vejez digna y justa para todos los hondureños, independientemente de su edad.

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