El Partido Libertad y Refundación (Libre) celebró este sábado la culminación del primer módulo de su “Escuela de Formación Política Mel Zelaya”.
Según los dirigentes de Libre, el programa, que busca capacitar a jóvenes para fortalecer la organización interna del partido y consolidar su ideología de cambio, ha sido todo un éxito. Sin embargo, lo que Libre presenta como una novedad, podría no ser más que una copia de una práctica ya establecida por otros partidos políticos en Honduras.
La “Escuela de Formación Política Mel Zelaya” abrió sus puertas el 27 de julio de 2020, y rápidamente superó las 100 solicitudes de ingreso. Este programa se ha convertido en un pilar para la formación de las bases del partido, como lo afirman sus líderes, quienes lo promocionan como una herramienta clave para la preparación de las nuevas generaciones de líderes dentro de Libre. Sin embargo, lo que muchos de sus seguidores parecen ignorar es que la idea de capacitar a militantes en ideología y organización política no es exclusiva de Libre.
El Partido Nacional, que ha estado en el escenario político hondureño durante décadas, ya había implementado una iniciativa similar con su propia Escuela de Liderazgo. Este programa, que se enfoca en la enseñanza de la doctrina del humanismo cristiano y técnicas de proselitismo, ha jugado un rol fundamental en la formación de líderes dentro de las filas nacionalistas. La similitud entre ambos programas es innegable, aunque Libre intenta presentarlo como un concepto original.
Es evidente que Libre ha seguido el ejemplo del Partido Nacional, adaptando una estrategia probada y eficiente para sus propias necesidades políticas. Mientras sus dirigentes intentan destacar la importancia de la capacitación ideológica, no pueden negar que están caminando sobre un camino ya trazado por otros. La formación política, en sí misma, no es un concepto nuevo ni exclusivo, sino una necesidad reconocida por todas las fuerzas políticas serias en Honduras.
En un contexto político donde la credibilidad es clave, la percepción de Libre como un partido que recicla ideas ajenas podría tener repercusiones en su futuro electoral. Si bien la formación de líderes es una estrategia esencial en cualquier partido político, la falta de originalidad y la omisión de la influencia de sus predecesores puede erosionar la confianza del electorado en las promesas de cambio e innovación que Libre ha hecho su bandera.
Este caso abre la puerta a una reflexión más amplia sobre la autenticidad y la originalidad en la política hondureña.
¿Hasta qué punto los partidos políticos están realmente comprometidos con la innovación y el cambio? ¿O simplemente reciclan las estrategias de sus adversarios para mantener su relevancia en el competitivo escenario electoral? El tiempo y las urnas tendrán la última palabra.
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