Cortesía: Edras Suazo
Las alfombras de aserrín es una tradición que florece cada ano en epoca de semana. Las alfombras o tapetes de aserrín son una o más capas de aserrín de colores y, a veces, otros materiales adicionales, colocados en el suelo como decoración. Estos tapetes se crean tradicionalmente para saludar a una procesión religiosa que camina sobre ellas.
La realización de las alfombras en Honduras es una tradición que según historiadores empezo hace más de 50 años, en Comayagua como la ciudad donde más reconocimiento han tenido, debido a las obras artísticas llenas de fe que plasman las personas de dicha ciudad.
Dichas obras son hechas de aserrín y en las cuales se representan pasajes o personajes bíblicos, y se realizan en las calles, con el objetivo de que sobre las mismas pasen las procesiones de la Semana Santa, el Vía Crucis y el Santo Entierro durante el Viernes Santo.
Los españoles trajeron la costumbre a Latinoamérica y se estableció durante el período colonial como parte de la celebración de la Semana Santa, especialmente para recibir las procesiones de íconos religiosos que se llevaban por las calles. Una de las razones por las que se promocionaron fue didáctica, con imágenes que cuentan la historia de la Pasión de Cristo y otras escenas de su vida.
La primera vez en que se hizo una alfombra fue en el año de 1963, doña Miriam Mejía de Zapata fue la que dio inicio a esta tradición en Honduras. Doña Miriam era originaria de Comayagua, es por ello, que podemos decir que Comayagua es la capital de la feligresía católica.
Las alfombras de Comayagua forman parte de la lista de las 30 Maravillas de Honduras.
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